Bolivia es un país con gran tradición carnavalesca, donde cada región celebra sus festividades con características únicas que reflejan su identidad cultural. Oruro, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija, Potosí, La Paz, Sucre, Pando y Beni festejaron carnavales este 2025 con intensidad -muy a pesar de la crisis económica y accidentes- fusionando danzas, música y expresiones populares.
El Carnaval de Oruro, reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad", fue el evento cultural más importante de Bolivia este año, atrayendo a miles de visitantes y generando un impacto económico estimado en más de 400 millones de bolivianos.
Su Entrada Folklórica, presentó este año a más de 50 conjuntos de bailarines, entre ellos los de la Diablada, Morenada, Llamerada, Kullawada, Tinkus y Caporales, que rindieron homenaje a la Virgen del Socavón con danzas tradicionales. Además, se contó con la presencia de los Nansana Kids, grupo de niños y adolescentes de Uganda, cuya participación, pese a cautivar al público, generó controversia por el gasto que implicó para el gobierno boliviano.
En Cochabamba, el carnaval tuvo su precarnavalera con su Corso Infantil y de Mascotas y disfrutará su punto sobresaliente con el Corso de Corsos el sábado 8 de marzo, un desfile masivo que reúne a comparsas y fraternidades folklóricas del departamento y de otros del país. A esto se añade que en los últimos años, el Festival de la Madness también ganó popularidad, especialmente entre los jóvenes, muchos de los cuales llegan de otros departamentos del país para ver las presentaciones de cantantes o grupos del exterior.
Santa Cruz celebró con el Corso Cruceño como acontecimiento principal, donde ballets folclóricos y comparsas tradicionales desfilaron por el Cambódromo con carros alegóricos y trajes coloridos. La festividad contó con la presencia de la Reina del Carnaval Cruceño, mientras que las comparsas animaron al público con entusiasmo, haciendo su paso al ritmo de gritos que comenzaban con "¡Fuerza!", seguido del nombre de su grupo.
El Carnaval Chapaco 2025 en Tarija comenzó oficialmente el 7 de febrero con una tradicional cabalgata de anuncio, marcando el inicio de varias semanas de celebraciones. Se incluyeron actividades como el Jueves de Comadres y Jueves de Compadres, la elección de la reina de su carnaval y el Corso de Mayores.
En Sucre y con el objetivo de posicionar a la ciudad como destino turístico en carnaval, se organizó un programa de festejos que apostó por rescatar tradiciones. El 22 de febrero se llevó a cabo la presentación de la Estudiantina Más Grande de Bolivia con más de 100 músicos en la Plaza de La Recoleta y destacó la Entrada del Carnaval de Antaño, realizada el 23 de febrero. Además, el 1 de marzo se celebró el Festival del Sikuri.
En Potosí, el carnaval estuvo marcado por su vibrante folclore y la influencia minera. Las comparsas recorrieron las calles con danzas tradicionales como la Diablada y los Tinkus, mientras que los participantes rindieron homenaje a la Virgen del Socavón.
El carnaval en Pando se vivió con un estilo más tropical, destacando las fiestas al aire libre. Las comparsas locales desfilaron al ritmo de música amazónica, mientras que los juegos con espuma y agua fueron parte esencial de la celebración.
En Beni, el carnaval comenzó el 28 de febrero con la coronación de la Reina del Carnaval Trinitario, en un evento que reunió a toda la población en la plaza principal. El sábado 1 de marzo se llevó a cabo el Gran Corso Carnavalero Trinitario y las festividades continuaron el domingo, lunes y martes de ch’alla, con la Pachanga Carnavalera.
La Paz vivió su carnaval con una fuerte identidad en torno al Pepino, personaje festivo que simboliza la alegría de estas fechas. Entre sus eventos más destacados estuvieron el Corso Infantil, la Farándula de Pepinos y el Jisk’a Anata.
Sin embargo, más allá de la música, las danzas y la euforia, el carnaval de este año reflejó la difícil situación que atraviesa el país. El empresario Marcelo Claure fue una de las voces más críticas sobre la crisis del turismo en Bolivia, denunciando que los lugares que antes recibían a miles de visitantes lucieron vacíos, afectando la economía de muchas familias. Añadió que la escasez de combustible agravó aún más el problema, dificultando el desplazamiento de turistas y golpeando duramente a sectores que dependen de esta festividad.
Adicionalmente a los problemas económicos, la festividad también estuvo marcada por la inseguridad y la violencia en varios puntos del país. En Santa Cruz, por ejemplo, un grupo de delincuentes asaltó un puesto de venta. También se reportaron múltiples peleas y agresiones en distintos departamentos, algunas de ellas provocadas por el consumo excesivo de alcohol. A esto se sumaron los trágicos accidentes de tránsito, varios con consecuencias fatales porque se reportaron más de 70 personas fallecidas y 100 heridas.
Otro aspecto preocupante fue la enorme cantidad de basura generada en calles de ciudades y pueblos, durante los festejos. Plásticos, envases de comida y -sobre todo- los aerosoles de espuma, terminaron esparcidos por plazas y avenidas sin que el Ministerio de Medio Ambiente y Agua así como los gobiernos locales tomen medidas efectivas para controlar su uso o incentiven opciones más sostenibles. Año tras año, este problema se repite, agravando la contaminación y dejando en evidencia la falta de gestión ambiental en estas festividades.
Pese a todo, las celebraciones carnavaleras de este año se vivieron con intensidad. Aunque marcadas por la crisis económica y los incidentes de inseguridad, muchas personas y familias -especialmente aquellas con mayores recursos- no dudaron en disfrutar de estas fechas y realizar gastos considerables. Sin embargo, como bien dice el refrán, "luego del gusto viene el susto": no sería extraño que para algunos, la alegría del carnaval se traduzca en dificultades económicas en los días venideros.
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