Diciembre 22, 2024 -H-

El chiste boliviano

Sean conscientes o no de su falta, los creadores confunden conceptos, buscando eludir su responsabilidad antes que aceptarla, lo cierto es que su trabajo, cuando es ofensivo sí es censurable no porque se quiera proteger valores conservadores y colonialistas, sino en defensa del respeto a los derechos de todas y todos.


Domingo 28 de Enero de 2018, 12:00pm






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"Los dibujos animados que vas a ver son producto de su tiempo. Pueden exhibir algunos prejuicios étnicos y raciales que eran comunes en la sociedad estadounidense, que eran erróneos entonces y son erróneos ahora. Aunque no representan la visión actual de Warner Bros. de la sociedad, estos dibujos animados se presentan como fueron creados originariamente, porque hacerlo de otro modo sería lo mismo que afirmar que esos prejuicios nunca existieron", este es el texto de advertencia que ahora coloca la “Warner” antes de que veas, al menos en DVD, sus animaciones clásicas, desde Tom y Jerry hasta Bugs Bunny.

¿Por qué lo hace? Porque asume que algunas “bromas” fuera de su contexto temporal son altamente ofensivas, atentan directamente con los valores de respeto a los derechos humanos que hoy rigen en el mundo y aun así, en su propia línea temporal se acepta que eran agresivas y eso es lo que precisamente nos cuesta entender a los bolivianos, no solo el daño, sino también la atemporalidad de la ofensa, no porque antes se considere como bueno, lo es ahora o lo será en el pasado, en este contexto se trata también de revisar el tiempo transcurrido e intentar reponer la ofensa y no justificarla.

Hace días el periódico Página Siete se ha ubicado en el foco de la tormenta, al haber realizado una publicación en su versión para Alasitas, que ofendía a un grupo de mujeres, que además son autoridades de gobierno. Ellas fueron víctimas de un tipo de humor que justamente se quiere erradicar. Les realizaron un fotomontaje con el afiche de la película boliviana “Las malcogidas”, reforzando así una idea machista de lo más censurable. La reacción de indignación no se dejó esperar, las mujeres ofendidas exigieron las disculpas necesarias y que se retiren los ejemplares a la venta. Desde mi punto de vista, la falta cometida por el diario, lo merece. Puesto que la sanción ya no corresponde a un simple acto de disculpa, sino que debe estar relacionada a un hecho. Página 7 al parecer, solo pidió disculpas. Más allá de las decisiones que se asuman respecto a este punto, desde un plano jurídico y/o político, este daño nos da la pauta para reflexionar sobre el humor de los bolivianos.

Sin ánimo de generalizar, nuestra sociedad desde siempre ha sido víctima de los negativos valores “coloniales”. Le gusta discriminar y hasta tiene una raíz peligrosamente racista, una realidad nada ajena a países vecinos que tiene el común denominador de haber sido invadidos y “colonizados”, por tanto esa herencia negativa ha sido tatuada en nuestra genética cultural al grado extremo de haberse  naturalizado. Quiere decir que aceptamos como “normal” a estas prácticas, que tiempo atrás eran sinceras y abiertas, solo que ahora, se camuflan no solo en el humor, también en manifestaciones culturales. No está demás señalar que esta inversión de valores desde la óptica boliviana, suele mofarse del cojo porque es cojo, del feo porque es feo o del negro porque es negro, o sea nos divierte el “defecto” del otro.

Si hay algo que debemos admitir, con la llegada del Presidente Evo Morales y todo lo que representa  a la presidencia, Bolivia ha dado un salto cognitivo en lo que a la toma de conciencia en la lucha contra la discriminación y racismo se refiere.  Por tanto no solo las distintas culturas del mundo, también nosotros los bolivianos estamos más atentos a la emisión de estos mensajes negativos, puesto que los denunciamos y censuramos. Es lógico suponer que a estas alturas sabemos que en tema de imagen y humor, animalizar, demonizar y ofender contextos de género, son acciones racistas y discriminadoras. 

Muchos de estos “autores”, sean humoristas, dibujantes o periodistas, suelen utilizar a la “libertad de expresión” como defensa, denunciado ser víctimas de un censura propia de un régimen franquista y hasta nazi, parafraseando incluso un deformado concepto de “persecución política”. Sean conscientes o no de su falta, los creadores confunden conceptos, buscando eludir su responsabilidad antes que aceptarla, lo cierto es que su trabajo, cuando es ofensivo sí es censurable no porque se quiera proteger valores conservadores y colonialistas, sino en defensa del respeto a los derechos de todas y todos.

Es necesario  crear instituciones o reforzar las ya existentes, que mantengan mecanismos de observación sobre estos temas, para así aplicar campañas de concientización y capacitación contra este tipo de prácticas y busquen su sanción, no al calor de las falsas polémicas a la que nos arrastran los medios de comunicación, tampoco desde una posición política,  sino como una acción consciente,  real y permanente hasta el cansancio, solo así podremos superar estos “defectos” que tanto daño nos hacen, disminuyen como bolivianos y que conste, esto no es chiste.

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