Siendo que una fuente oficial dijo que había un 50% de probabilidad de que el segundo aguinaldo se pague este año y otro 50% de que no, decidí que si me volvían a preguntar sobre tan intrincado tema, mi sincera respuesta sería: “Puede que sí, puede que no, pero lo más seguro es que ¡quién sabe!”. Solo Dios sabe si la expansión del PIB entre julio del 2015 y junio del 2016 superó el 4,5% ó no.
Sin embargo, de tener que pagarse una vez más obligadamente este beneficio denominado “esfuerzo por Bolivia”, podría darse la triste paradoja de que algo ideado como un beneficio -al calor del auge y los precios altos de los que disfrutó Bolivia por una década- termine afectando negativamente al propio trabajador y a su familia.
Que el país no está en crisis, no está en discusión, pero no es exagerado decir que aunque haya rubros que siguen creciendo -principalmente del sector terciario- hay “sectores en crisis” que aseveran estar pasándola mal, como el agrícola, pecuario, textil, maderero, agroindustrial y hasta el de la construcción, sin descartar que una gran cantidad de micro, pequeñas y medianas unidades productivas y comerciales podrían desestabilizarse dado que no solo el mercado externo sino también el interno, se está resintiendo.
Cuando lo lógico hubiera sido que tal beneficio se pagara empresa por empresa en una suerte de bono extraordinario -siempre y cuando se registre también una expansión extraordinaria de su giro- el pago obligado en los sectores referidos deberá ser afrontado nuevamente a costa de utilidades, el sacrificio de la reinversión, con desinversión, deudas y -a la postre- recortes de personal.
Y es que, un buen deseo nunca será suficiente: ¿Cómo podría pagar, por ejemplo, un productor agropecuario, que no solo perdió su cosecha -al no permitírsele usar semillas genéticamente mejoradas resistentes a la sequía y el ataque de insectos, ocasionándole pérdidas económicas- si estando endeudado y en mora además, no tiene la posibilidad de tomar otro crédito para producir y generar ingresos? Desde la distancia no se ve esta cruda verdad…¡hay que estar en su pellejo, para poder entenderlo!
La historia ha mostrado que cuando las políticas públicas no condicen con la realidad, provocan perniciosos efectos sobre las empresas y los propios trabajadores, y una prueba cercana de ello es lo que pasa hoy mismo en países como Argentina, Brasil y Venezuela.
¿Segundo aguinaldo hoy, versus desempleo mañana? “Más vale pájaro en mano que cien volando”, dice el refrán…
(*) Gary Antonio Rodríguez Álvarez es Economista y Magíster en Comercio Internacional
Santa Cruz, 5 de octubre de 2016