Los vientos huracanados que afectaron al sur del país a inicios de esta semana fueron particularmente llamativos en Potosí y Sucre donde la gente tomó fotografías de sus ciudades y las publicó a través de las redes sociales. En la Villa Imperial se reportaron voladura de techos, caída de postes y apagones pero también circularon fotos que no solo son llamativas por la falta de visibilidad sino por la presunta existencia de objetos voladores no identificados (ovnis).

Las tomas fotográficas quedaron en el anecdotario pero reflotaron, así sea por unas horas, la vieja polémica sobre supuestas visitas de seres extraterrestres a la Tierra.

Se puede encontrar indicios que alimentan la polémica en tradiciones orales y grabados de culturas antiguas e incluso en el Antiguo Testamento. El profeta Ezequiel escribió que vio a cuatro seres vivientes con “un parecido a seres humanos” y “cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas”. La descripción es tan inquietante como el de unas ruedas cuya estructura “era semejante al color del crisólito”. El crisólito o berilo es un silicato de magnesio hidratado de lustre vítreo que puede llegar a ser transparente. Esos datos, y otros que están detallados en el libro del profeta, han posibilitado que los partidarios de la existencia de vida en otros planteas planteen la teoría de que lo que Ezequiel vio era un grupo de extraterrestres con sus naves.

Las visiones de Ezequiel tienen una larga lista de interpretaciones, igual que las que refieren que existen ovnis en jeroglíficos sumarios y egipcios y las que hacen referencia explícita a cuadros como “La Virgen con San Giovannino”, del siglo XV, o “El bautismo de Cristo” (1710) de Aert de Gelder. En todos los casos existe variedad de interpretaciones pero no se puede negar que, viendo los cuadros y grabados, las imágenes aludidas parecen naves espaciales.

También existen cuestionamientos a las explicaciones aparentemente simplonas de la existencia de dioses en prácticamente todas las culturas. Para los historiadores, los dioses —todos dotados de poderes sobrenaturales y muchos con apariencia monstruosa, prácticamente extraterrestre— son la explicación que nuestros antepasados encontraban para los fenómenos naturales cuyas causas desconocían. Los aficionados a la “ovnilogía” (palabra inexistente, forzada para referirse al estudio de los ovnis) creen que los dioses eran seres de otros planetas que nos visitaron en el pasado.

Las fo

ografías del lunes ventoso en Potosí en las que aparecen supuestos ovnis son dos: en una se puede ver dos luces azulinas que dan la impresión de ser un artefacto volador y en otra, más gráfica, está una enorme nave con parecido a las de la película estadounidense “Día de la independencia”. En la primera es fácil percibir que se trata de una lámpara del alumbrado público cuyo poste y cables están cubiertos por el polvo que levantó el viento. La otra es más difícil de explicar, porque no tiene rastros de fotomontaje, pero existe un dato clave: la perspectiva de los cables de electricidad, que sí se ven, es muy distinta a la de la supuesta nave así que es lícito suponer que se trata de un buen trabajo de edición fotográfica.

Por una simple cuestión de lógica, el tema de los supuestos ovnis se limitó a las redes sociales porque ni siquiera fue reproducido en la mayoría de las noticiosos radiales o televisivos. Las explicaciones acallaron hasta a los más entusiastas pero, antes de dejar de hablar del tema, uno de ellos lanzó una pregunta que quedó sin respuesta: “¿y qué de los indicios que se encuentra a lo largo de la historia?”.

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.