20 de enero (Soledad Mena, Urgente.bo).- El amor y la violencia llegaron juntos a la vida de Tania el 2012 cuando conoció Mario (nombre ficticio). En la etapa del enamoramiento, Mario ya le estaba golpeandola. Una noche apareció borracho en la casa de Tania, ella no le dejó entrar, pero saltando la pared, fue a su dormitorio furioso, gritando e insultando. Tania se escapó y se en cerro en el baño. Esa noche junto a su hermana lo denunciaron y lo hicieron arrestar por ocho horas. La Policía le dio garantías a Tania.

Días después, lapareja volvieron a estar juntos y se casaron a escondidas.

Dos años después (2014) la golpeó de nuevo. Tania lo denunció en la fiscalía, pero “el gran error de mí hermana es que no fue a declarar”, dijo su hermana.

Tania volvió a su casa, no le quedó de otra, no tenía otro lugar donde ir a vivir para alejarse de su esposo. Tras las denuncias, el agresor la maltrataba con más saña por venganza. A Tania no le quedó más que pedir conciliación voluntaria.

Dos meses después de haber archivado la fiscalía su acaso, murió en noviembre del 2017.

“Yo la vi siete días antes de su muerte, estaba bien. Nos enteramos que el hombre la llevó a su pueblo donde murió lejos de todo, enterró su cuerpo son hacerle una autopsia, él es policía y saco los papales de defunción con otras fechas”, dijo su hermana en medio del dolor y lamenta no haber hecho nada  para defenderla porque vivía en el campo.

El feminicidio es el desenlace final de toda una frecuencia de violencia contra la mujer, es la muerte lenta de la víctima de violencia. 

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