Oruro construye un nuevo futuro
Industrial y ex Presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia
Miércoles 12 de Febrero de 2025, 9:00am
¿Sabía Ud. que una las actividades productivas que mayor riesgo entraña es la que tiene que ver con nuestra alimentación y supervivencia? ¿Se ha puesto a pensar cómo le afectaría, a Ud. y a su familia, si de improviso -como durante la pandemia del 2020- se detuviera la actividad minera, manufacturera, el turismo, la construcción, la educación, las finanzas, los espectáculos, la diversión y hasta la Administración Pública? En verdad, sentiría algún impacto y hasta incomodidad, pero ¿qué si lo que se detuviera fuera la producción de alimentos? ¿Se imagina lo que acontecería? Resultaría verdaderamente catastrófico, porque la alimentación tiene que ver con la vida misma.
Mucha gente no repara en esto y no me refiero solamente a la sociedad civil, sino también, a los gobernantes, ya que el pasar por alto tan transcendental actividad equivale a pensar que los productores del agro son unos cuantos aventajados que tienen el “privilegio” o, peor aún, para muchos, la “obligación” de alimentarnos en buena forma -con precios bajos, además- cuando el producir alimentos no es, pues, un chiste, más bien, algo demasiado serio, como siempre digo y defiendo: si fuera sencillo, todo el mundo lo haría, pero no es así.
Créame que, sin mucho esfuerzo, una persona puede emplearse como obrero u oficinista, pero no cualquiera puede ser un productor agrícola o pecuario ¡se nace para ello! De ahí, la gran injusticia a la hora de tener en poco su importancia o, peor aún, de no apoyar su actividad, cuando deberían merecer las mayores consideraciones, siendo que, así como la medicina ayuda a salvar vidas, la alimentación coadyuva a sustentarla.
Lo triste es que, pese a que la actividad del campo es una tarea tan noble y vital, la mayor parte de las veces nuestros productores deben realizar su tarea, desde muy temprano en la mañana hasta tarde en la noche, enfrentando incontrolables sucesos que en su gran mayoría la gente desconoce o los gobernantes pasan por alto. Se lo demostraré…
Suponga, por un instante, que Ud. es un productor del agro:
¿No se sentiría impotente frente al cambio climático, que al ocasionar sequías, inundaciones o heladas puede diezmar su cultivo o ganado, afectar su productividad y hasta causar la pérdida total de su producción con un grave impacto económico, quedando Ud. sin dinero y con deudas pendientes de pago por los créditos asumidos para comprar semillas, animales, etc.?
¿Qué pasaría si los insectos, hierbas, hongos y enfermedades atacan su cultivo o ganado, minando el fruto de su esfuerzo con costos adicionales y altas pérdidas?
¿Y si la historia no acabara ahí, porque suben los costos de los insumos y combustibles por su escasez o especulación, haciendo crecer sus gastos sin que los precios de su producción puedan aumentar por estar controlados o porque se da una sobreoferta estacional?
¿Qué si unos avasalladores armados y encapuchados ingresan a su predio productivo y lo toman violentamente para apropiarse de su cosecha, robar sus animales o extorsionarlo, sin que Ud. pueda hacer nada para defenderse?
¿No sufriría Ud. hasta el llanto, viendo cómo luego de duros meses de trabajo, no puede vender su ganado o alimentos perecederos porque las carreteras y caminos están bloqueados?
¿Cómo se sentiría si sus ingresos se derrumban por la ilegal competencia del contrabando, por políticas que distorsionan los precios internos o debido a que la exportación de alimentos se limita con cupos o, peor aún, se la suspende?
¿No le dolería ver cómo sus competidores en otros países -y Ud. no- tienen acceso irrestricto a la biotecnología, financiamiento, seguro agrícola y asistencia técnica para incrementar su productividad y competitividad, reducir su vulnerabilidad, y los riesgos que supone el negocio?
¿Sabía Ud. que en muchos países se desviven por apoyar la producción de alimentos, por razones de “seguridad nacional”? ¡Hay guerras que se han perdido por la falta de alimentos!
¿Acaso es tan difícil entender que la producción agropecuaria tiene una importancia estratégica y ofrece la posibilidad de un grandioso desarrollo? A continuación, diez buenas razones para que en nuestra Bolivia, bendecida por Dios con varias decenas de millones de hectáreas con vocación productiva desaprovechadas, se apoye -de una buena vez- a nuestros productores del campo para lograr: 1) Seguridad alimentaria (adecuada provisión); 2) Soberanía alimentaria (autosuficiencia, ingreso de divisas); 3) Generación de empleo (para combatir la pobreza); 4) Diversificación económica (recursos renovables); 5) Desarrollo rural (mejora de la calidad de vida); 6) Mayor crecimiento (más inversión, producción, exportación); 7) Innovación (tecnología, eficiencia); 8) Resiliencia (a golpes externos); 9) Desarrollo agroindustrial (agregación de valor) y 10) Sostenibilidad ambiental (buenas prácticas agrícolas).
No hay por dónde perderse ¿verdad? Pese ello y mucho más, es incomprensible que continúen las prohibiciones y cupos a las agroexportaciones, algo verdaderamente lamentable…
(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional
Santa Cruz, 12 de febrero de 2025
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