Diciembre 23, 2024 -H-

Cambridge Analytica: hito alfabetizador

Lo que si resulta innegable es el hecho de que como sociedad, este escándalo nos ha forzado a dar un importante paso más en lo que es la alfabetización mediática/tecnológica colectiva


Miércoles 4 de Abril de 2018, 10:45am






-

El escándalo que involucra a la empresa Cambridge Analytica con la campaña electoral de Donald Trump en Estados Unidos y cuyo alcance podría haber incidido hasta en el referendo por el Brexit o procesos electorales en México y Argentina, ha puesto al mundo entero a discurrir sobre la incidencia de la tecnología en la política. Y, por tanto, en nuestras democracias.

Desde la comunicación política se sabe que el funcionamiento de las democracias se encuentra en manos de aquellos actores que en ella confluyen. Estamos hablando del sistema político (instituciones y políticos/as), la ciudadanía y el conglomerado mediático (periodistas y comunicadores). La relevancia otorgada a lo mediático en este esquema está relacionado, primero, con el supuesto de que “no existe democracia sin periodismo”. Segundo, con el de que la agenda de opinión pública –que incide en el debate plural y la deliberación informada sobre la cosa pública- tiene como base, precisamente la información mediática. Tercero, con que la comunicación se involucra en las democracias en periodos electorales a través del marketing político que persigue convertir candidatos/as en gobierno y cuyo escenario es también mediático. En suma, esta mirada ubica a los medios como el escenario en el que se juegan grandes partidas de la democracia misma.

Por otro lado, hoy la emergencia y uso masivo de las redes sociodigitales ha afectado definitivamente nuestras formas de informarnos y, por tanto, de conocer el mundo y su cotidianidad. El lugar que le hemos dado a estas plataformas (entendidas como medios) ha modificado radicalmente todos nuestros procesos informativos y comunicacionales. Así, ese conglomerado mediático, otrora en manos de profesionales de la información y la comunicación, se ha ampliado al punto de que cada cuenta en una plataforma digital se constituye potencialmente en un medio más.

No obstante, a la comunicación política, según José Luis Exeni, hay dos formas de encararla, desde la mirada mediófoba o mediófila. A través de la primera se puede abundar en los beneficios de la “intervención” mediática en el sistema político y la segunda plantea los perjuicios que podría tener la misma en la salud de las democracias. Así, en la pasada década, la mayoría de los estudios en torno a la Sociedad de la Información y del Conocimiento eran más bien mediófilos cuando hacían referencia a la relación entre redes sociodigitales y democracia. Empero, lo ocurrido con Cambrigde Analítica ha traído a colación la mirada mediófoba de la misma.

Hay alguna claridad respecto a que el rol de la ciudadanía en la democracia ha sido ya irreversiblemente atravesado por la tecnología, con énfasis en las redes sociodigitales. Y también en el hecho de que los procesos sustantivos que sostienen y vigorizan a las democracias radican inmutablemente en las prácticas de los otros dos actores: sistema político (instituciones y políticos) y ciudadanía; cuyos actos dependen de múltiples variables, siendo la comunicacional una de las más relevantes pero no la única.

Lo que si resulta innegable es el hecho de que como sociedad, este escándalo nos ha forzado a dar un importante paso más en lo que es la alfabetización mediática/tecnológica colectiva. Su tratamiento público va a permitir que entendamos de manera más amplia la actualizada arena de la (comunicación) política. Y, con ello, reinventemos la forma en que como ciudadanía intervenimos en ella sea para cualificarla o denigrarla. Pero se trata de eso: un importante paso más en este aprendizaje colectivo, pues aún no ha llegado el momento en que desaparezca Facebook de nuestras vidas, ni mucho menos nuestras democracias.

.