Marzo 29, 2024 [G]:

"La economía boliviana... ¿está o no en crisis?"

Sostengo que “Bolivia no está en crisis, pero hay sectores que están en crisis en Bolivia”. Nada es eterno, pero es posible revertir la tendencia para no tener que llegar a una situación donde se deba mover el tipo de cambio y armar un corralito, controlar el comercio exterior, subir impuestos frente a un gasto fiscal descontrolado, generar desinversión, etc., y, de ahí en más, el caos económico, productivo, comercial y social... ¡esa sería una crisis!


Martes 1 de Noviembre de 2016, 9:15am






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“¿Cómo podría estar en crisis un país que crece, con altos niveles de inversión, que tiene aún abundantes Reservas Internacionales Netas (RIN), con un gran ahorro en el sistema financiero y una mora aceptable en la banca, con baja inflación y casi todos sus macroindicadores bajo control y que volverá a ser el campeón del crecimiento del PIB en Sudamérica?”

Esto es lo que machaconamente se ha estado escuchando últimamente.

Frente a ello, connotados analistas y prestigiosos opinadores insisten en que sí, hay crisis en el país, porque: se crece cada vez menos; la inversión pública es a costa de un creciente endeudamiento; las RIN cayeron más de $us 4.500 millones en menos de dos años y van a la baja; preocupan los ‘déficits gemelos’ (déficit fiscal y déficit en la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos); si hay mucho dinero ahorrado es porque no hay condiciones para invertir en el sector privado; la mora en el sistema crece hasta en las pymes; la inflación es baja, pero los sueldos compran cada vez menos; y, respecto a los buenos agregados económicos y el famoso ‘campeonato’, la gente no vive de macroeconomía y preocupa el desempleo que sube.

Por otra parte, existe la genuina preocupación de que el crecimiento se halla fuertemente influenciado por los Servicios de la administración pública y la construcción, esta última muy influenciada desde el sector público, de ahí que, determinar si hay o no crisis en el país, en tales condiciones, es difícil. Están también los críticos desapasionados, como Juan Antonio Morales -expresidente del BCB y académico-, para quien calificar la situación actual basada en un solo indicador, como el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), es como querer evaluar a un paciente tomándole apenas la presión, sin hacer más análisis.

Cito también al investigador, académico y analista internacional José Rafael Vilar, de cuyos comentarios e interrogantes siempre aprendo, para recordar que China -para salir del hueco en la que el revolucionario Mao la sumió- debió crecer a más del 10% por años y Corea del Sur, para llegar a ser la potencia que es hoy, al 12%, cuando en los 50 eran más pobres que Bolivia.

¿Por qué ufanarse entonces de ser campeones, si, pese a ser necesario crecer al 7% para superar la situación de subdesarrollo, no lo hicimos siquiera por un año durante el superauge?

Cuando sostengo que “Bolivia no está en crisis, pero hay sectores que están en crisis en Bolivia”, muchos coinciden en opinar igual, con el añadido que “aún no hay crisis, pero se avecina”, entendiendo que el colchón inacabable de las RIN no existe ni, mucho menos, el blindaje del que tanto se hizo gala.

Vilar ejemplifica esto, trayendo a colación otro tema controversial -el de los créditos chinos contratados por Bolivia- comparándolos con los famosos puentes Ming que hacen una curva hacia arriba alcanzan su zénit en el centro y descienden luego: “Subes, llegas arriba y estás feliz, pero cuando bajas (el pago) la curvatura te obliga a deslizarte velozmente para abajo”, a lo que añade que tales créditos “están ideologizados al provenir del feroz capitalismo chino con imposiciones”, pues todo se lo deber comprar y contratar con empresas y personal chino, y mucho no hay que decir de la calidad de su trabajo.

Para completar las preocupaciones, se aborda también la gravitación de esa economía subterránea informal/ilegal que inyecta dinero y apuntala el crecimiento del PIB. ¿Qué pasará con el crecimiento si éste decae?

Tal señalamiento hace sentido, cuando el tan mentado “motorcito de la demanda interna” se alimenta de ella, de ahí que “habría que ser Merlines para interpretar las verdades verdaderas, no las de Cepal que un día da como suyos datos parecidos a los de BM y FMI y a la otra semana le aumenta un punto para igualar los datos oficiales”.

Lo cierto es que -a mi entender- habiendo Bolivia ingresado en una fase de declinación de su crecimiento, para no llegar a una recesión y luego crisis, la esperanza está centrada en que haya un “golpe de timón” del accionar público.

Nada es eterno, pero es posible revertir la tendencia para no tener que llegar a una situación donde se deba mover el tipo de cambio y armar un corralito, controlar el comercio exterior, subir impuestos frente a un gasto fiscal descontrolado, generar desinversión, etc., y, de ahí en más, el caos económico, productivo, comercial y social... ¡esa sería una crisis!

¿Está el país a tiempo de evitarla, atendiendo las necesidades de los actores del desarrollo, del productor y del comerciante legal y formal, desde el grande hasta el pequeño?

Sí, pero Einstein dijo: "si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo".

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